Queridas y queridos Ussuris:

No todo en la montaña son cumbres y senderos. Como amantes de la montaña pensamos que lo más asombroso está a la altura de las botas, escondido entre las sombras o sobrevolando nuestras cabezas. Hoy os vamos a hablar de tres especies vegetales que nos cautivan, para estrenar la primavera soleada que por fin llega.

El pinsapo (Abies pinsapo), una conífera relicta de la Era Terciaria, es una auténtica joya botánica. Hace 65 millones de años, los bosques de pinsapos estuvieron muy extendidos. Cuando el clima empezó a suavizarse y ser menos húmedo, fueron desapareciendo. Si han conseguido sobrevivir en Grazalema, Sierra de las Nieves y Sierra Bermeja ha sido gracias a las condiciones de la orografía de la zona y las abundantes precipitaciones.

Se encuentran en las laderas con orientación norte, protegidos del exceso de luz, dando lugar a espesos bosques. Llama la atención sus conos masculinos de color rojizo purpúreo. Está catalogado como especie en peligro de extinción.

La orquídea negra, una de ellas, la Gymnadenia gabasiana, la podemos encontrar en pastizales de alta montaña, que en principio deberían estar a menudo cubiertos de nieve durante el invierno. Tiene un tamaño medio-pequeño, con floración de color granate muy oscuro, muy diferente a los ejemplares ornamentales que vemos a menudo.

Podemos encontrarla en la Cordillera Cantábrica, en el Pirineo Aragonés y Navarro. Como curiosidad, desprende un aroma avainillado. Actualmente está protegida.

El bejeque herreño (Aeonium valverdense), a pesar de su apariencia, es una verdadera superviviente en campos de lava, en zonas muy venteadas y áridas. De hecho, es un endemismo de esta isla.

Llega a formar rosetas que, en contraste con el oscuro suelo volcánico, nos parecen de gran belleza. Como curiosidad, antes de estar protegida, bimbaches y descendientes usaban el jugo de sus hojas para curar inflamaciones cutáneas provocadas por golpes.

Ver estas especies en su hábitat son “premio montaña”. Más allá de su estética, nos ayudan a entender el ecosistema en el que nos encontramos. Estas joyas botánicas nos recuerdan la fragilidad y la riqueza de nuestros ecosistemas montañosos y la importancia de su conservación.

Como amante de la montaña te animaríamos a seguir explorando el terreno por el que caminas cada vez que sales a la montaña.

Y si quieres compartir con nosotros tus historias o descubrimientos en la montaña, nos encantará.

¡Nos vemos en la montaña!

gfhgf

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