Queridas y queridos Ussuris:

¿Cuándo recorréis un sendero en la montaña, ¿os habéis parado a pensar por qué existe?
Muchos de los caminos que hoy transitamos por placer fueron, en otro tiempo, rutas de supervivencia.

En el Circo de Barrosa (Bielsa), los pasos de contrabandistas trazados para el tráfico ilegal se convirtieron en la única vía de huida para cientos de perseguidos durante la Segunda Guerra Mundial. Cada metro ganado significaba la posibilidad de salvar la vida. La montaña no ofrecía concesiones.

En Dolomitas, lo que hoy conocemos como vías ferratas, fueron construidas en plena Primera Guerra Mundial. Los Alpini, cuerpo de Infantería del Ejército Italiano, instalaron cuerdas, puentes y escalones en la roca para resistir en uno de los frentes más duros de la contienda. Ahora, esas mismas estructuras son el escenario de una actividad deportiva, pero su origen dista mucho de ser un juego.

También en la isla de El Hierro, el Camino de la Virgen es un ejemplo de cómo la montaña adapta sus usos con el tiempo. Lo que empezó como un sendero de pastoreo terminó transformándose en un camino de devoción, que se recorre cada cuatro años.

En UssuriTrek sabemos que la montaña es mucho más que naturaleza. Es sabiduría, es memoria y es aprendizaje. Caminar por estos senderos sin conocer su pasado es recorrerlos a medias.

Para descubrir más sobre algunos de estos caminos, te recomendamos «Historias de Contrabando en el Pirineo Aragonés», de varios autores.

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