Los enemigos silenciosos de la montaña. Parte II
Querida, querido Ussuri,
¿Alguna vez has llegado a casa después de una ruta preguntándote por qué te llevó el doble de tiempo del previsto? ¿O has tenido que dar la vuelta porque surgió algo inesperado y no sabías qué hacer?
La semana pasada te hablamos de los peligros invisibles de la montaña. Hoy queremos completar esa conversación con dos cuestiones que pueden transformar por completo tus salidas: calcular tiempos reales de la actividad y tener siempre un Plan B preparado.
Porque la diferencia entre una jornada frustrante y una memorable muchas veces está en la gestión previa.
Cómo calcular los tiempos
Una buena planificación de tiempos es la base de cualquier salida segura a la montaña. Te ayuda a tomar decisiones acertadas y a regresar siempre con luz:
Fórmula base para calcular tiempos:
- Lo habitual es tomar 1 hora de actividad por cada 5 km de distancia recorrida en terreno llano
- Se agregan 30 minutos por cada 300 metros de ascenso
Teniendo en cuenta que:
- Terreno accidentado: Reducir la velocidad a 4 km/h
- Terreno muy difícil: Reducir la velocidad a 3 km/h o menos
Al margen quedarían actividades en alta montaña.
Pero aquí viene lo importante: a estos tiempos siempre les añadimos un 10% para paradas y otro 15% de seguridad. ¿Por qué? Porque la montaña siempre tiene su propio código, y ese «código» nunca encaja en los horarios perfectos.
Y cuidado con una trampa común: el desnivel de bajada también cuenta, y mucho. Puede convertirse en la parte más exigente del día si no estás acostumbrado a descensos largos.
El arte de tener alternativas
Una de las cosas que más nos gusta cuando diseñamos nuestras salidas es preparar rutas alternativas. No por mal tiempo—eso ya lo hemos tenido en cuenta antes—sino para esos imprevistos que la montaña siempre tiene preparados.
Puede ser que alguien no se encuentre del todo bien, que un desprendimiento haya cortado el sendero, o simplemente que el ritmo sea diferente al previsto. Tener alternativas nos permite adaptar la jornada sin renunciar a disfrutar.
También establecemos puntos de retorno: lugares donde, si no hemos llegado a una hora determinada, valoramos seriamente dar la vuelta.
No son sugerencias, son decisiones inteligentes que nos permiten regresar con luz y sin prisas.
La clave está en la flexibilidad
Te confesamos algo: cuanto más cuidadosa sea la planificación, más se disfruta el proceso. Pero no porque todo salga según el plan original, sino porque tienes herramientas para adaptarte cuando la montaña decide mostrarte algo diferente.
Aprender a calcular tiempos realistas y tener siempre un Plan B no es obsesión por el control. Es respeto por la montaña y por tu propia seguridad y la de quienes te acompañan.
¿Te animas a aplicar estas estrategias en tu próxima salida? Y si necesitas ayuda para planificar esa ruta especial que tienes en mente, ya sabes dónde encontrarnos.
Nos vemos en la montaña
UssuriTrek
P.D.: En nuestras salidas, compartimos estos conocimientos prácticos cuando surgen las preguntas sobre el terreno. Porque aprender en la montaña, con ejemplos reales, es la forma más natural de interiorizar estos conceptos.
¿Te ha resultado útil? Compártela con otras montañeras y montañeros. Y si quieres contarnos tu experiencia, estaremos encantados de leerte.